Friday, March 09, 2007

La famosa Place Jemaa el Fna




Es una sorprendente plaza seca situada en el corazón de la Medina de Marrakech. Su nombre significa “Reunión de los difuntos” y antiguamente era el lugar en que se realizaban las ejecuciones públicas y se exponían las cabezas de los decapitados ante todos los que habitaban la Medina.
Con el correr de los años la plaza fue ganando importancia tanto de noche como de día, ya que son dos mundos diferentes las que la habitan en esas dos instancias del día.
Durante la mañana y la tarde, el sol hace que la plaza tenga un reflejo muy especial y parece un gran espejo, por eso los comerciantes hacen sombra con pequeñas tiendas, donde se instalan vendedores de naranjas, aguateros, especieros, fruteros, herboristas e incluso vendedores de dentaduras, entre otras curiosidades.
Al atardecer todo se impregna de un color magenta, con un cielo que podría ser un atardecer de una pintura de Monet. La plaza es invadida por acróbatas, encantadores de serpientes que tocan la Ghaita, provocando con su sonido la excitación de los reptiles que los hace comportar de una forma un tanto extraña. A varios de los turistas desprevenidos los encantadores les ponen las serpientes en su cuello (para la fotito), y eso sí, hay que tener siempre varias monedas encima si uno quiere pararse a mirar el espectáculo, ya que puede resultar imposible mirar sin pagar.
A la noche la plaza se llena de tiendas, en donde hay mesas y bancos para sentarse a comer, y es imposible pasar por allí sin probar esas delicias que preparan en el momento. No hay cheff que no recomiende ir a comer a la famosa Place Jemaa el Fna.
La plaza, ya en plena noche, se convierte es un fabuloso lujo para la vista y el olfato, porque los olores de las especies, las comidas, y todo el embrujo reinante, maceran un perfume difícil de olvidar.
Para quienes busquen algo más, también seguro que lo encontraran, ya que a la noche la plaza es un lugar casi de hombres, y solo hay mujeres “turistas”, y las miradas son más que sugestivas.
Los hombres marroquíes forman rondas con percusionistas en el centro y varios de ellos bailan tomados de la mano, en un rítmico y cadencioso trotecito de lado a lado. Un espectáculo fantástico que recomiendo disfrutar sin prisa. Todo esto también se puede ver desde los cafés, que tienen espléndidas terrazas con vista a la plaza. Recomiendo no dejar de sentarse en la terraza del Café de France. Nunca podrán olvidar esta experiencia.

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