Sunday, March 08, 2009

Under the Rainbow - Hawai'i


No se sabe todavía si las gigantescas piraguas alcanzando los 40 metros de longitud, con sus dos cascos unidos por una plataforma donde viajaban hombres y animales, vinieron del este o del oeste. Los animales como el pollo o el cerdo indican un origen asiático, mientras la patata apunta hacia América. Entre todas las islas, archipiélagos y lagoons, Islas Salomón, Nueva Caledonia, Nuevas Hebrides, Papua Nueva-Guinea... las Hawai'i (bien escrito en el cd) son las de más amables músicas y se decía de las gentes más amables también, y no por ello se salvaron más que los fieros guerreros; hace veinte años, una delegación científica tras las pruebas nucleares francesas aseguraba que la radioactividad podía seguir contaminando las aguas del Pacífico Sur durante quinientos o mil años. Tampoco se sabe si hubo en Hawai'i esa música diabólica (no queda ni rastro) de los conjuntos de flautas (conjunto de hasta 20 instrumentos, de hasta dos metros de longitud, con sus músicas compuestas y firmadas por autores individuales para las grandes ceremonias, nacimiento, muerte, construcción de una piragua o de una casa) silbatos y trompas, antaño arrebatadas por los antepasados a los mumu, los dioses salvajes inventores de la música, y que los misioneros no consiguieron quemar del todo en las demás islas del Pacífico.

Tras un paisaje sonoro del Océano Pacífico algo débil (hablo del paisaje sonoro: es siempre, con perdón, el punto flaco de W & W) el cd empieza magníficamente, no por la música dulzona de un pueblo reducido a una vil parodia de feliz salvaje con el c... al aire, sino por el recuerdo milagrosamente conservado, de la tradición melanesia del grito, de la llamada de alegría, de la voz confundiéndose con el sonido de la caricia de dos hojas, la ola rompiendo en un arrecife, el gemido de unos amantes, o la vociferación que hace estremecerse las nubes mientras las palmas y los palos, sordos y roncos, antiguos mástiles y lanzas, baten la tierra, se hunden y salen agarrando su hígado y su corazón, músicas impregnadas por un intenso sentimiento de terror y veneración; vago recuerdo de una institución grande, singular, temible, que el tiempo, quizá, había dotado de un carácter sagrado, un tiempo en el que cada día se levantaba el sol sobre dos cosas magníficas: la marea y la guerra. Un eco lejano del canto de ira de las Nuevas Hebrides, que quizá oyó el generoso Lapérouse al morir bajo las lanzas de Vanikoro en 1788.

Junto con esas músicas, las guerreras, las machas, que acompasan el cd no faltan se deslizan los ríos, estallan las cascadas transparentes en la mañana, y produce aquel soñador sonido de burbujas, guitarras slack key, ukulele, voces en falseto, volando en los ágiles labios: sillones coloniales en la veranda, hidroaviones amerizando en el arco iris, cantos de bienvenida, minifaldas de hojas y topless... el tiempo del placer está por llegar. "¡Ja! ¿Nuestro porvenir?" dijo Pualani a un joven músico de paso, mientras ambos miraban las ballenas a lo lejos "un tiempo negativo, un por-venir que no llegará"

Pierre Élie Mamou - diverti
Halau O Keaunui: voz, danza, percusión

George Kuo: guitarra
William T. Greig: contrabajo

The 'Ohana
Noelani Mahoe: guitarra, voz, 'ukulele
Lawrence Pau: falsetto, 'ukulele
George Kuo: guitarra, voz
Al Machida: 'ukulele, voz
Harold Haku'ole: steel guitar
William T. Greig: contrabajo, voz

Gordon Mark: 'ukulele

Hawai'i Youth Opera Chorus - Angeli Ensemble
Stacey Mailelauli'i Naki: dirección
Phil M. Hidalgo: piano

KoAloha
Alvin Okami: 'ukulele, voz
Alan Okami: bajo eléctrico, voz
Paul Okami: 'ukulele

Ho'oheno
Nickie Hines: guitarra, voz
Scotty Ho'oheno: steel guitar, voz
Kaipo Asing: contrabajo, voz

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