El exilio no pudo con la música de Souad Massi
Con 33 años, la argelina Souad Massi se convirtió en una de las referentes principales de la música de su país, aunque para lograrlo tuvo que sufrir la pena del exilio y refugiarse en Francia, donde se le abrieron las puertas de París, cobijando su música y la integración que logró entre los géneros nativos y el rock tradicional.
Dueña de una sutil belleza, comenzó su carrera a los diecisiete años, luego de criarse en una familia en la que la música no era un elemento ajeno: su hermano es compositor y su hermana bailarina. Ella se dedicó a estudiar música clásica arábigo-andaluza y música clásica tradicional, para luego encaramarse a los escenarios solita con su guitarra.
Luego llegarían las épocas en que recorrería Argelia junto con el grupo Atakor, en donde la impronta de un rock duro la alejó de sus fuentes, las que retomó en 1997 cuando publica Deb, su único disco hasta hoy como solista, en el que vuelve a las suaves melodías del folk argelino, consustanciándolo con el rock.
Allí comenzará otra historia, porque los signos de libertad que deja fluir con sus letras, y las imágenes de sus videos que logran una gran difusión local, son demasiado para un país que parece todavía no darle a la mujer su lugar en el mundo. Por este motivo, luego de una severa persecución política, decide autoexiliarse en Francia, en momentos en que su disco estaba en los primeros lugares de venta.
Es entonces cuando París reconoce el rigor de las composiciones de Souad Massi, tanto en sus letras como en sus interpretaciones, encontrando el sabor especial que provoca la amplia gama de géneros que recorren sus temas.
Una invitación para participar en el festival "Mujeres de Argelia", organizado en París a iniciativa de Allalou (un antiguo periodista de radio y de la televisión argelina) y de la asociación "Blend-connection", hacen que finalmente el público parisino descubra a Souad Massi y quede impresionado por su presencia, conmovido por su voz y esa fabulosa capacidad de transmitir emociones, superando las barreras del lenguaje.
Para poder explicar un poco el universo musical y poético de Souad, podríamos decir que instrumentos acústicos, hábilmente dosificados, conforman un verdadero tesoro en el que se mezclan unas melodías vigorosas y, sobre todo, una voz pura y turbadora. A medio camino entre el rock y la música tradicional, sus atmósferas musicales combinan guitarras flamencas, laúd árabe, batería, etc. Cada fragmento posee un ambiente propio que nos recuerda, a veces, al universo rebelde y melodioso de Joan Baez y Tracy Chapman.
Deb es su primer álbum y es la muestra de un disco soberbio donde se dan cita distintos estilos musicales (folk, chaâbi, rock) y que refleja un coherente recorrido de música argelina, española y francesa. Todas las facetas del talento de esta artista se reflejan en Deb, un viaje musical que va desde Argelia hasta París, donde las letras transmiten un alegato a la libertad, la libre expresión y emocionan más allá de las prohibiciones, las dictaduras, las religiones y todo lo que atenta a la libertad de elegir lo que uno quiere para su vida.
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