Thursday, January 31, 2008

Nostalghia - Song For Tarkovsky - ECM


Nostalghia: Song for Tarkovsky es un álbum del pianista y compositor Francois Couturier inspirado en la obra de uno de los grandes directores de cine de todos los tiempos: Andrei Tarkovsky.
Algunos deben tener presente el último trabajo de Couturier, Le pas du chat noir. Otros lo recordarán por haber integrado la banda de John McLaughlin durante la década del ’80.
Los menos memoriosos quizás no puedan precisar quién es Couturier, ni McLaughlin y mucho menos Tarkovsky. Pero más grave es el caso de un grupúsculo de personas, a los que provisoriamente llamaremos “los amnésicos”, que ni siquiera saben cómo llegaron a este comentario.
En cada una de las composiciones de Nostalghia: Song for Tarkovsky hallamos un intento por representar una emoción específica ligada al universo del gran cineasta ruso: su filmografía, su estilo, sus actores, la música de sus películas y también su forma de jugar con los colores.
Couturier no sólo asumió el riesgo implícito que significa captar la esencia del pensamiento de Tarkovsky, sino que además transforma en sonidos un mundo construido en origen por imágenes.
El cine es una conversación audiovisual que involucra al espectador por medio de complejas operaciones que son ajenas a la película en sí. Para el psicoanálisis, esa movilización tiene que ver con la idea del deseo.
El deseo de ver o el deseo de seguir viendo o recorrer el camino de la duda a través de la interpretación.
Allí el espectador ocupa una posición de privilegio ya que puede ver todo sin ser visto, sobre todo si uno se sienta en la última fila y con la cabeza entre las piernas. Usualmente las propias, salvo que una señorita (o señora) lo autorice. Ahora bien, si usted prefiere un señor es asunto suyo; después de todo... esta oscuro.
El cine en sus comienzos no era considerado un arte, sino una curiosidad científica, una técnica de fotografía o un entretenimiento; pero, a medida que su lenguaje se fue embelleciendo, adquirió un estatuto artístico.
Tarkovsky, tal vez, haya sido quien más contribuyó en ese sentido.
Su obra, además de la profundidad conceptual, tiene un carácter melancólico enfatizado por la utilización de extensos planos secuencia.
El primer acierto de Couturier radica en que sus composiciones tienen un efecto similar. Para ello sacrifica su vocabulario jazzístico en pos de ofrecer una respuesta contemplativa y que invoca a la reflexión. Así formaliza una estructura narrativa que invita a la percepción simbólica, en perfecta simetría con el objeto artístico que motivo este trabajo.
Couturier no intenta trasladar en forma lineal el núcleo creativo de la obra de Tarkovsky; sólo abreva en sus fuentes como medio de inspiración. Y esto no debe resultar una tarea sencilla ya que el nervio principal de esa inspiración proviene de alguien que sentenció: ”Estoy convencido que una película no necesita música”.

Curiosamente, el disco inicia con Le sacrifice, composición que alude al último trabajo cinematográfico de Tarkovsky. El Sacrificio recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes en 1986. El soundtrack de esta película (maravillosamente protagonizada por Erland Josephson) incluía música folclórica japonesa y suiza y una versión de La pasión de San Mateo de Johann Sebastian Bach.
Couturier se inspira en el Ebarme Dich de ese oratorio de Bach que aborda el sufrimiento de Cristo según el Evangelio de San Mateo. Un etéreo solo de piano precede a los intensos acordes de Jean-Louis Matinier en acordeón. Sobre el final se invierten los roles estructurales pero conservando el lineamiento esbozado al inicio.
Sigue Crepusculaire en homenaje a Sven Nikvist, quien fuera director de fotografía en la película El Sacrificio. Un extenso pasaje en cello a cargo de Anja Lechner desemboca en una sugestiva intervención de Couturier en la que los silencios ocupan un lugar de privilegio. Las capas de texturas con claras connotaciones barrocas se diluyen lentamente luego de ser atravesadas por un luminoso solo de piano.
Nostalghia está dedicada a Tonino Guerra, quien colaboró con Tarkovsky en 1983 en el guión de la película del mismo nombre. Sobre una delicada secuencia de acordes surgidos del piano de Couturier, se desliza el saxo soprano de Jean-Marc Lerche hasta confluir con el resto de los instrumentos en un reposado y melancólico final.

Wednesday, January 30, 2008

TONY TAKITANI



Una película de Jun Ichikawa, basado en un relato de Haruki Murakami

Este relato de Murakami, que creo no está traducido al castellano (el fragmento corresponde a los subtítulos de la película), es en el que más se notan las influencias occidentales del escritor japonés. Dostoievski, pero, sobre todo, Paul Auster y John Irving, de quienes Murakami fue traductor al japonés, dejan una huella bien clara en Tony Takitani.
De todas formas lo que se debe destacar de la película es el trabajo de su director, Jun Ichikawa, y su intento de conjugar la narración literaria con la cinematográfica.
Al igual que ocurría en Smoke, curiosamente y de nuevo, de Auster y Wang, donde el momento de mayor conjunción entre lo cinematográfico y lo literario se produce en el cuento de Auggie Wren, relatado oralmente, en Tony Takitani la voz en off es el hilo conductor que hilvana las imágenes y el nexo entre lo cinematográfico y lo literario.
Como si sólo la narración contada, no plasmada en imágenes, fuese quien posibilitase la unión entre cine y literatura.
Pero Tony Takitani va un paso más allá. La voz en off es la de un narrador omnisciente que se adentra en los sentimientos de los personajes y muestra el mundo interior de cada uno de ellos, mientras las imágenes, de una pausada calma, con la perfección icónica a la que los directores japoneses son tan afectos ( Kitano, Imamura, etc...) redunda en esas emociones. Pero Ichikawa consigue que en ningún momento esa doble exposición, voz e imagen, parezca redundante, muy al contrario, se complementan de forma que el conjunto resultante es estéticamente muy apreciable.
De todas formas cabe alguna reflexión sobre estos intentos de aunar cine y literatura. En primer lugar, y fundamentalmente, si sólo el relato oral puede ser el nexo como ocurre en Tony Takitani y en el fragmento de Smoke mencionado. En segundo lugar, de forma más irónica, si es necesario que los personajes se parezcan a los autores: William Hurt a Paul Auster; Issei Ogata a Haruki Murakami

Wednesday, January 16, 2008

SATURNO CONTRO (*) pero la vida a favor…




SATURNO CONTRO (*) pero la vida a favor…
Teresa Donato

No sé si esta película de Ozpetek es buena, está bien dirigida, está bien escrita, se parece a las anteriores, anticipa las posteriores o vaya a saber qué. Yo, lo único que sé es que me emocioné. Me vi en pantalla rodeada de mis amigos. Me sentí contenta de pertenecer a ese grupo aunque el director no lo sepa.
Ese aparentemente grupo de freaks que rema contra la corriente me hizo acordar al mundo de mis abuelos y de mis padres. Un mundo que se va si no le ponemos un ancla pesada. Personajes con una cáscara bizarra que protege un contenido poderoso pero pasado de moda.
Gays, lesbianas, trans, étero traicionados, “extra” comunitarios (considerando que Europa sea una comunidad) lo que venga. Pero eso sí: buena gente. Que se entristezca ante la desgracia pero que festeje el éxito (algo que parece fácil pero, la mayoría de las veces, deja un gusto de envidia entre los dientes).
Un grupo que cualquier corazón sensible quisiera tener. Yo lo tengo. Somos ocho tan alternativos como ellos. Tan conservadores como ellos. Tenemos la esperanza de envejecer juntos y ya encargamos a los más jóvenes la elección del geriátrico o la contratación de la enfermera.
Tenemos mucha suerte. Compartimos lo que hay, nos acompañamos cuando viene la adversidad, brindamos a lo loco cuando nos toca una buena. Lo pasamos bien. Aunque la gente nos mire de reojo y murmure alguna que otra cosa cuando nos ve pasar. Nunca falta la miradita suspicaz pero no nos importa. Nada de nada.
Tenemos algo que no se compra con dinero. Ni siquiera con la Master Card. Y a la hora de la verdad, cuando se nos caiga el pelo y nos crezca la panza vamos a estar ahí riéndonos de lo mismo, tal vez moviéndonos menos pero tendremos muchas fotos que mirar para no arrepentirnos del pasado pisado.
Espero que Ozpetek nos siga mostrando como somos. Yo creo que él nos conoce. Quiero aclarar que en nuestro grupo de los ocho (así nos llamamos) no hubo unanimidad. A algunos no les gustó la peli, a otros los aburrió pero a Ale y a mí nos emocionó mucho… Es que en nuestro grupo no todos pensamos lo mismo. Como en cualquier grupo de personas normales…

(*) Aquí esta peli se llamó “No basta una vida” vaya a saber uno porqué…

PS: Ozpetek nació el 3 de febrero… Yo nací el 2… Un dato sin importancia para nadie salvo para mí…

Wednesday, January 09, 2008

Mi amor por los discos



Encontré este texto en un disco de Adrián Iaies
Me parece que yo lo hubiera escrito.

“El amor por los discos suele ser adictivo. Por distintas razones tanto quienes los compramos como aquellos que los venden; músicos, productores, críticos; en su fin, supongo que en mayor o menor medida, todos hemos perdido alguna vez la cabeza a causa de un disco imprescindible.
En mi caso personal ese amor siempre anduvo orillando la desmesura y digo, sin ninguna ilusión de resultar original o de sorprender, ellos han sido hasta ahora mis mejores maestros, un espejo en donde mirarse, una verdadera hoja de ruta”. Adrián Iaiaes

Fortaleza - Brasil / diciembre 2007





Fortaleza - Brasil / diciembre 2007





B.S.O. Almodóvar


Tras el enorme éxito de ventas cosechado en el año 1997 con la publicación del disco "Las canciones de Almodóvar" por esta propia compañía, se pone a la venta la continuación de dicho disco.
En este caso se trata del doble álbum "BSO Almodóvar" y, además de muchas de las canciones que se encontraban en el primer disco, se han añadido muchas de las canciones utilizadas por el director manchego en las películas que ha rodado desde 1997 hasta la actualidad, muchas de ellas, las de mayor éxito tanto nacional como internacional. Como el propio Pedro dice en el texto que acompaña el libereto del disco, todas las canciones de este disco han sido seleccionadas por él mismo y usadas en sus películas como un elemento artístico más, al igual que los decorados o los propios actores, y no como "música de fondo".
Así pues, podemos encontrar en este doble álbum las canciones más importantes que se han utilizado en sus películas, de artistas de la talla de Chavela Vargas, Caetano Veloso, Ismael Lo o Bambino entre muchos otros. Puro desgarro.

video de la presentación:
http://www.youtube.com/watch?v=pNtqR5d0c0w

Orient- Express - Paris Constantinople / Winter&Winter


Stephan Winter ha subtitulado esta su última propuesta como "The Musical Travelogue from Paris to Constantinopla in June 1905", como una suerte de álbum de fotografías sonoras que recordara los lugares por donde pasa el Orient Express, pura literatura, puro cine, puro viaje. Es también una evocación de un pasado que no volverá, en el que el orden pulquérrimo del París de partida se fuera mezclando con los olores y los sabores fruto de la mixtura de la que, por fuerza o de grado, formaba parte una buena porción de esa Europa central, fronteriza tanto tiempo con los turcos, a la que los desastres geopolíticos de hoy nos han puesto al descubierto. Son músicas de la calle y de los cafés, de los teatros y de los bailongos, alegres músicas tras las que no es difícil encontrar un gesto de complicidad con la historia en forma de presentimiento, un guiño tras el compás de tres por cuatro, un aviso -como aquel de los trenes que nos prevenía del peligro de asomarse al exterior- de los riesgos de ver más allá de lo que la felicidad casi fingida de estas músicas tan gratas nos propone a simple vista. Pero hay algo en este disco especialmente hermoso y decididamente inquietante: la sensación de realidad, la presencia engañosa de lo que hoy llamaríamos tiempo real. Además de la música oímos el rumor de la estación, el silbido del vapor, el trajín del vagón restaurante, el cambio de vía, el cruce de la frontera. Sonidos que no son música pero que hacen de verdad pertinente la que aquí acompañan. Tan importante es, al cabo, en nuestro viaje, Brahms -clarinete, acordeón, tapan y trambuka- como el maquinista, Bizet como el aduanero, Ivanovici -ay, Olas del Danubio- como ese operario lleno de grasa que golpea las ruedas con un martillo. Este disco, precioso -que es también un delicioso librito.
En este tren viaja un mundo por el túnel del tiempo

Soeur Marie Keyrouz y la belleza de su voz


Hay motivos que nos hacen confiar en que el bien acabará triunfando en el mundo. Por ejemplo, la belleza de la música.

Soeur Marie Keyrouz, nació en un momento en que el Líbano era asolado por las bombas (1984) y sentian todos una gran necesidad de paz. Soeur Marie Keyrouz que, vivía en Beirut, soñaba con luchar contra la desintegración de su país a causa de una mal llamada guerra de religión y contribuir así a superar la intolerancia, la degradación de la cultura y el olvido de lo sagrado. Ello llevó a la religiosa efectuar un llamamiento a sus compatriotas libaneses, sin distinción de ritos ni creencias, para que se reunieran en torno a la música sacra. Así nació l'Ensemble La Paix, que tres años más tarde, congregó a músicos de todos los países y todas las religiones del Próximo y Medio Oriente unidos por el mismo deseo de interpretar música espiritual.
Musicólogos o músicos, compositores o simplemente profesionales, cada instrumentista o cantante (voz, citara oriental, flauta, kaman, nay...) goza de un puesto privilegiado en él si del grupo y colabora admirablemente, ja sea en el acompañamiento, como en la improvisación, con Sor Marie Keyrouz. El grupo viaja por todo el mundo interpretando tanto el repertorio de a capella, como el acompañamiento vocal y instrumental para una formación de cuarenta músicos.
Soeur Keyrouz utiliza su voz, su cuerpo y su arte al servicio de la palabra divina y de su misión religiosa. Tal como se refleja en sus discos, nunca un cruce de religiones ha conseguido tantos éxitos, hasta el punto de que como mensajera de la paz, luz de la música sacra y voz misteriosa de Oriente, ha realizado recitales en todo el mundo. Actualmente, son frecuentes los conciertos con su grupo Ensemble La Paix, nombre que define perfectamente su deseo de tolerancia, universalidad y ecumenismo

Metropolis Shanghai - Showboat To China / Winter&Winter


El sello WINTER & WINTER nos invita a emprender un otoñal viaje sonoro a Shangai, a un Shanghai ya desaparecido, el de los años treinta y primera mitad de los cuarenta, la época dorada del ''París de Oriente'', del ''Burdel de Asia'', uno de los momentos más decadentes y turbios que ha conocido la historia. Y es que la Shanghai colonial era por entonces paraíso del juego, del espectáculo, del sexo, de la especulación, pero también infierno de miseria, explotación y desesperanza. Shanghai, pues, con todos sus estratos, niveles y esferas de experiencia humana, con sus líneas de confluencia y de exclusión, vasta topografía tan esplendorosa como corrupta, es la protagonista de uno de esos discos conceptuales especialidad de la casa, como los dedicados a La Habana o al Orient-Express. Si se tratara de un documental podría hablarse de Metropolis Shangai. Showboat To China en términos de plano-secuencia que sucesivamente recorre los industriosos muelles, los lúgubres bares populares, las atestadas calles, los fumaderos de opio, los más lujosos prostíbulos y salones de baile, pero también de verdadero collage sonoro en el que los sonidos y ruidos de ambiente encuentran su lugar preciso.
Cada espacio cuenta con su correspondiente ilustración musical a cargo de fieles y eximios colaboradores del sello de Stefan Winter, como Fumio Yasuda o el grupo Brave Old World de Alan Bern (responsable del reciente y espléndido Cantos del ghetto de Lodz, que aquí alumbra un aspecto inusual pero significativo de este Shanghai multicolor, multiracial, el de la comunidad judía huída del nazismo y portadora de un vibrante legado en forma de música klezmer). Se escuchan por lo tanto diversas composiciones de corte occidental, algún vals y hasta una pieza de Jacques Offenbach en singulares arreglos. Claro está que algunos grandes momentos de este trayecto son proporcionados por los temas tradicionales y las piezas populares de sonoridades cantonesas, a cargo de Wang Yongji al frente de un conjunto instrumental de fascinantes timbres, sin olvidar las emocionantes oraciones acompañadas por el tañir de la campana de un grupo de monjes budistas.
En fin, apresurémonos a sumergirnos en este delicioso y caleidoscópico universo musical antes de que se desvanezca para siempre: la invasión japonesa de 1943, igualmente documentada por medio de una marcha patriótica, lo finiquitará brutalmente.